viernes, 27 de julio de 2012

Particularismo Historico


Particularismo Histórico

            Franz Boas (1858 - 1942) fue la figura principal del llamado particularismo histórico, desarrollado en EE.UU. Su influencia y la de sus discípulos fue indiscutible en la antropología norteamericana del siglo XX.
            La vuelta a la filosofía kantiana fue la respuesta alternativa a la teoría del conocimiento planteada por el materialismo y el idealismo. Emmanuel Kant había señalado que la esencia de las cosas en sí no era ni el espíritu ni la materia; era incognoscible. El conocimiento dependía de las impresiones de los sentidos. Estas impresiones estaban sometidas a categorías a priori del espíritu como el espacio y el tiempo. Por eso el conocimiento era producto de la interacción entre el espíritu y la realidad.
            Para Boas, los dos problemas fundamentales que debía resolver eran:

  • El porqué de las diferencias entre las distintas tribus y naciones del mundo.
  • Cómo habían llegado a desarrollarse esas diferencias.

Fue uno de los principales críticos de la transferencia del modelo biológico al mundo humano propia del pensamiento evolucionista, para explicar el funcionamiento de la sociedad. Así, la cultura singular de los evolucionistas se convirtió en las culturas en plural. Con esto se afianzó el concepto antropológico de cultura y se sentaron las bases del relativismo cultural.
Boas había desechado la posibilidad de encontrar uniformidades de desarrollo que afectaran a conjuntos completos de instituciones, como proponían los evolucionistas. En sus escritos se evidencia la convicción creciente, a parir de la prueba de los datos etnográficos recogidos por él y otros antropólogos, que la búsqueda de regularidades estaba condenada al fracaso. En cambio subrayó la probabilidad de que la presencia de instituciones similares por todo el mundo reflejara algo inherente a la mente humana: “el que se presenten analogía en regiones tan alejadas demuestra que el espíritu humano tiende a alcanzar los mismos resultados no sólo cuando las circunstancias son similares, sino también cuando son diversas”.
Otra de las cuestiones que abordó el particularismo histórico fue la relación entre individuo y sociedad. Aquí el interés se centró en la importancia del proceso de socialización y el rol del lenguaje en la incorporación de pautas y valores de cada cultura, que se incorporan en forma inconciente y tienen una fuerte carga emocional.

El concepto de cultura

            Defendió una visión histórica, según la cual todas las culturas estaban constituidas por complejos de rasgos, producto de condiciones ambientales, factores psicológicos y relaciones históricas. Él y sus discípulos realizaron estudios sobre la distribución espacial de mitos, cuentos populares, recopilaciones realizadas en sus idiomas originales. Esta necesidad de investigaciones históricas particulares se apoyaba en la afirmación de que cada cultura tiene una historia única. No existía un único sentido de la historia a través de cuyas etapas debían transitar todas las culturas como señalaban los evolucionistas. Cada cultura tiene una historia particular, ya que aún lo adquirido por difusión es adoptado y adquiere una nueva significación.
            Cada cultura es un conjunto coherente de rasgos conductuales e ideacionales que se dieron tanto por difusión como por creación independiente. Cada cultura es cualitativamente diferente e históricamente particular.




Las ciencias antropológicas

            Para Boas la Antropología se convirtió en una disciplina que englobaba cuatro campos: arqueología, antropología física, lingüística antropológica y antropología cultural. El objetivo era, a través de estos cuatro campos, estudiar la raza, el lenguaje y la cultura para reconstruir la historia primitiva de la humanidad y, cuando fuera posible, expresar las regularidades en forma de leyes del suceder histórico.
            La especificidad del objeto de estudio de las ciencias humanas implicaba un método comprensivo diferente del de los científicos naturales. Boas insistió en la necesidad de un cuidadoso e intensivo estudio de primera mano, libre de todo prejuicio, de cada cultura particular. Para esto se debe utilizar el principio de interpretación subjetiva, perspectiva emic, es decir tal como se presenta para el grupo.
            Boas dio también gran impulso a la lingüística antropológica. Él y sus discípulos dominaban las lenguas de las culturas que estudiaron, transcribían fonéticamente cuentos, poemas, discursos, historias, que posteriormente eran releídos a sus informantes y luego traducidos con ayuda de sus intérpretes.
            Su teoría del lenguaje anticipó la noción contemporánea de universales lingüísticos, es decir que los rasgos elementales de la estructura gramatical son comunes a todos los idiomas.
            Cuestionó la opinión de quienes relacionaban capacidades mentales con determinados tipos físicos, sus estudios comprobaron la imposibilidad de establecer cualquier correlación entre raza, lengua y cultura, lo que significó un avance en la refutación científica de las ideologías racistas. 

Evolucionismo


Evolucionismo

El positivismo, como método de aplicación al estudio de los fenómenos sociales, se limita básicamente al dominio de lo manifiesto, la observación y descripción de lo observado, la explicación y la pretensión de predictibilidad son ejes centrales de esta concepción. El positivismo, fundado por Comte, estableció una nueva forma de aproximarse a los fenómenos sociales: empírica, experimental e inductiva. Comte decía que positivo significaba lo real frente a lo fantástico. Lo real era lo dado por la experiencia; también significaba lo útil frente a lo ocioso, lo preciso frente a lo indefinido, lo constructivo frente a lo destructivo y, por último, lo relativo frente a lo absoluto, ya que era conocimiento de los fenómenos y no de las esencias.
La ciencia se apoyaba en una metodología general de tipo inductivista, para la cual los hechos singulares son conocidos por la observación y la experimentación. Por vía inductiva se pueden llegar a establecer leyes que no explican los fenómenos sino que describen las regularidades observables en los mismos. La ciencia, para el positivismo, tiene un carácter instrumental; es valiosa porque sirve a la técnica y a la industria.
La antropología surge en el marco de esta concepción, la de una única evolución histórica y una única cultura: la de Occidente.

La antropología y el evolucionismo

            La secuencia evolutiva salvajismo, barbarie y civilización que explicaba el desarrollo de la razón humana en las ideas de los filósofos, fue retomada por los antropólogos para explicar la evolución de la cultura. Al igual que las ciencias naturales, la antropología confió en descubrir relaciones constantes entre los aspectos socioculturales, como lo hacían aquellas con los fenómenos de la naturaleza.
            El aporte de la teoría de la evolución biológica a la antropología fue certero, arrojó luz sobre su objeto: el Hombre.

Las ideas principales

            El evolucionismo contestó a la pregunta sobre las semejanzas y diferencias de los hombres a través del concepto de progreso, explicando la historia como un proceso natural. Propuso el estudio del Hombre como una totalidad, donde cada una de sus partes podía entenderse bajo el siguiente criterio: el hombre como especie era el resultado de la evolución biológica, como el resto de los seres vivos. Era un eslabón más de una cadena de organismos, pero un organismo que se completaba con un atributo particular: la cultura, que se desarrollaba a través del tiempo en diferentes grados de evolución o progreso: la evolución cultural.
            Ambas partes de la dualidad humana, la naturaleza y la cultura, eran entendidas por los evolucionistas como una continuidad. Para Tylor la cultura comenzaba en el hombre cuando la naturaleza había concluido su obra. La cultura era el producto de las transformaciones de la naturaleza en el tiempo. Pero se trataba de un producto distinto de cualquier otro que la naturaleza hubiese generado en su evolución. La cultura era un producto “superior”, dependiente de las propiedades de la mente humana. Por lo tanto, el estudio de la cultura podía realizarse bajo las mismas premisas que el ámbito natural.
            La teoría evolucionista partía de tres premisas sobre el hombre:
  • Unidad psicobiológica de la especie humana: todos los hombres pertenecen a una sola especie, Homo Sapiens.
  • El hombre es un ser dual: es al mismo tiempo un ser biológico y un ser cultural.
  • A igual especie, corresponde una sola cultura con diferencias de grado.

La cultura humana es una sola y los diversos pueblos o formas de vida conocidos, representan momentos, en una escala de progreso donde cada escalón en ascenso constituye un grado mayor de cultura.




El evolucionismo postula una ley universal sobre el progreso humano y de esta manera explica las diferencias y semejanzas entre los hombres y la llamó ley del progreso universal. La idea es que el progreso humano es lineal porque existe un único camino posible a recorrer; es acumulativo porque el conocimiento genera otros nuevos; es inevitable porque tarde o temprano hay que transitarlo; y es unidireccional porque se dirige a la misma meta.

En esta teoría, las diferencias culturales eran sólo cuestión de tiempo. La antropología aparecía bendiciendo científicamente las transformaciones que la expansión colonial imponía en las sociedades dominadas. Pero no estudiaron todas las sociedades, solo las no-occidentales y no se ocuparon de todos los aspectos de la cultura, sino que dieron prioridad a algunos de ellos: las creencias en Tylor y las instituciones en Morgan.

El método

            Los datos para el estudio de la cultura procedían en general de dos fuentes: los conocimientos cada vez más amplios sobre la prehistoria de Europa y la creciente información de los viajeros, funcionarios y misioneros acerca de las costumbres y creencias de los pueblos no occidentales. Con el método comparativo se propusieron llenar las lagunas existentes en los conocimientos disponibles de la historia universal. La base del método era el supuesto de que los diferentes sistemas socioculturales que podían observarse en el presente tenían cierto grado de semejanza con las diversas culturas desaparecidas.

Lewis Morgan (1818 - 1881)

            Morgan sostenía que la humanidad había recorrido un único camino de progreso: había partido de una etapa primigenia, el salvajismo, donde el hombre había tenido que inventarlo todo. Luego, con el surgimiento del sedentarismo había llegado a la barbarie. Por último, con la invención de la escritura fonética había llegado al grado máximo de desarrollo humano: la civilización. Distinguía dos lógicas evolutivas, la de los inventos y descubrimientos y la de las instituciones. En la primera, los hombres progresaban con la invención de elementos de mayor eficacia en el dominio sobre la naturaleza y la progresión era geométrica, pues a medida que se inventaban elementos nuevos, éstos eran la base de los siguientes. Pero como el hombre es un ser social, su evolución no podía explicarse solamente desde las cosas materiales, las instituciones estuvieron presentes desde el principio en estado germinal. Una de las instituciones de las que se ocupó fue la familia, para él evolucionaba en este sentido: promiscuidad sexual entre los miembros de la horda primitiva / familia consanguínea / familia punalúa / familia sindiásmica / familia patriarcal o poligínica / familia monógama.

Edward Tylor (1834 - 1917)

            Fue el primero en elaborar, en el año 1871, una definición de cultura: “la cultura o civilización en sentido etnográfico amplio es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”. Sostiene que en gran medida el comportamiento humano obedece a causas naturales y concretas, por lo tanto todo lo que la cultura tiene de uniformidad entre los hombres debe ser atribuido a causas uniformes. El supuesto que habla sobre la unidad psicobiológica de la especie garantiza que los hombres generen iguales respuestas ante las mismas condiciones. Y todo lo que la cultura presenta de diverso, debe considerarse como manifestaciones de distintos grados de evolución.
            Puso especial interés en demostrar la evolución en el campo de la religión. La misma se habría originado en el animismo (creencia en que los objetos de la naturaleza tienen alma) luego habrían surgido los sistemas politeístas (creencia en varias deidades) y finalmente, en la civilización, aparece el monoteísmo (creencia en un solo dios), versión culminante de la religiosidad humana. Considera a la civilización como el momento máximo del desarrollo humano y al imperio británico su mejor ejemplo.
            Tylor elaboró el concepto de supervivencias para explicar aquellos fenómenos culturales originados en épocas pasadas y que seguían vigentes en la sociedad europea del siglo XIX. Es decir que se consideraba que no habían evolucionado como se esperaba en consonancia con el resto de la cultura y los tiempos.